Recorriendo el país con las conferencias

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La clave está en el movimiento

Por: Soc. José Jacinto Muñoz

San Francisco de Asís decía: “Empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y de pronto te encontrarás haciendo lo imposible”. El deseo de estar permanentemente preparándonos, formándonos e instruyéndonos es sin duda una característica que distingue a las personas que a menudo andan en busca de algo más. Es decir, personas que asumen el éxito como un estilo de vida y como la culminación de sus sueños y deseos. Incluso lo manifiestan como un proceso que está dirigido a mantenerlos a la expectativa de un plus en la vida.

Sin embargo, alcanzar tales resultados o mantenerse activo de tal manera implica mucho trabajo, disciplina, paciencia y confianza en sí mismo. En ocasiones me encuentro con personas repletas de sueños, proyectos e ideas, pero con un margen de acción y movimiento prácticamente inexistentes, olvidando e incluso ignorando un principio vital: el movimiento.

Recordemos que el movimiento es la base de nuestro logro y como decía un pensador: “La intención sin acción es pura ilusión. Atrévete a hacer y el poder te será dado”. Es muy probable que cuentes con todo lo necesario para ser el triunfador que siempre has querido ser y que sólo te esté faltando entrar en movimiento, ponerte en marcha. Es probable que estés atrapado o paralizado por lo que los psiquiatras definen como el “perfeccionismo agudo”, lo cual significa “ponerme en movimiento sólo cuando tenga todos los recursos que considero hacen falta para alcanzar determinada meta o encaminar algún proyecto”. Sin embargo, nunca contaremos con todo lo que creemos que necesitamos y nunca sabremos todo lo que deducimos que deberíamos saber.

La verdad es que debemos arrancar con lo que tenemos y confiar en que sumaremos y aprenderemos sobre la marcha.

No agrandes más la distancia entre tú y tus metas y asegúrate de ponerte en movimiento. Es sólo cuando las cosas están andando que las repuestas aparecen y las oportunidades se manifiestan. Ten cuidado, pues muchas veces, mientras esperamos el momento perfecto se nos escapan las oportunidades perfectas.

Mi consejo es: arranca tu idea, proyecto o negocio con lo que tienes. Recordemos ese viejo pero popular adagio: “A Dios dando y con el mazo dando”. Intento decirte que será la acción la que iluminará tu camino y que será la experiencia que adquirimos como consecuencia de ponernos en movimiento, las que te premiarán alcanzar esos resultados que tantos anhelas. De manera que, sin movimiento no habrá desarrollo porque es el movimiento nuestra principal fuente de aprendizaje. Finalmente, una vez que pongas en acción tus decisiones ten presente condimentarlas con la fuerza quizás más importante de nuestra existencia: la perseverancia.

Aristóteles decía: “El hombre se convierte en lo que hace repetidamente”. Recuerda que la diferencia entre la vida limitada y la realización de tus metas radica en la decisión de ponerte en movimiento.

Sigamos en la lucha y pongámonos en movimiento por una mejor Venezuela.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Mi amigo el candidato


Estimado amigo,

Estoy al tanto de tus deseos de participar en las próximas elecciones parlamentarias y llegar a la Asamblea Nacional para ocupar un curul, objetivo que me parece loable por tu formación profesional, calidad humana y dotes de liderazgo. Es por ello que me tomé el atrevimiento de escribirte, a propósito de tu reciente participación en un programa de televisión. Las observaciones son las siguientes:

1. Acertado manejo del lenguaje, buena postura y fluidez con respecto a los argumentos que buscas posicionar

2. Debo confesar que percibo un mensaje dirigido únicamente a un sector poblacional, es decir, el anti-chavista. No creo que este mensaje sea del interés del sector oficialista y tampoco del llamado Ni-ni. A mi modo de ver, tiene una profunda carga crítica, que aunque se destaca por decir verdades y ser muy reflexivo, carece de un mensaje propositivo y esperanzador.

3. Estoy convencido de que tienes todas las herramientas para darte a conocer como un líder político, pues eres poseedor de un profundo discurso crítico y simultáneamente fresco, lleno de nuevas ideas y esperanza. Creo que el país necesita líderes que señalen el camino y no que consuman su tiempo en las presentaciones mediáticas con un discurso que sólo se queda en describir con pelos y señales lo malo que es este gobierno.

4. Entiendo muy bien lo que llaman el “cálculo” político y entiendo que a veces se deben hacer y decir ciertas cosas para llamar la atención de los medios de comunicación y partidos políticos, pero creo que el mensaje de un candidato debe consagrarse a los ciudadanos, quienes son los que finalmente llevan al poder a cualquier político.

5. Insisto, creo que eres una de las mejores opciones para el país en este momento, pero por favor, no pierdas de vista el hecho de que puedes convertirte en un líder por tu perfil y manera de ver el mundo, que represente a distintos sectores del país y no sólo a una parte de él, en este caso, aquel que adversa al presidente Chávez.

6. Creo que tienes el deber ético y las características humanas para diferenciarte como líder político. No tengo dudas que es eso lo que aspira la mayoría de los venezolanos. Necesitamos líderes que trasciendan la conveniencia y que sustenten sus decisiones en una propuesta, en un plan. Esperamos un líder que entienda que la propuesta no puede seguir siendo “Chávez, vete ya”, pues esto sólo se reduce a un sentimiento, a una percepción. Lo que se necesitan son ideas enmarcadas en el pragmatismo y soluciones concretas que motiven y proporcionen señalamientos viables para los miles de problemas que hoy enfrentamos en este país.

Espero que mis palabras puedan ayudarte en este largo y difícil camino que has decidido emprender. Confío en que durante el proceso no te arrebaten tus ideas, principios y convicciones, y que por el contrario sepas honrar la confianza de muchos venezolanos que votaremos por ti.

Atentamente, El pueblo venezolano

Pensando en las Parlamentarias


Una vez más los venezolanos tendremos la oportunidad con nuestro voto de elegir el tipo de país que queremos. Las venideras elecciones parlamentarias nos desafían como ciudadanos de esta patria a preguntarnos, ¿en qué creemos? ¿qué anhelamos? ¿cómo imaginamos el funcionamiento de nuestra sociedad? Todas esas preguntas deberían ser respondidas antes de expresar nuestro voto el próximo año.

Las elecciones parlamentarias deben convertirse en una celebración cuyo único objetivo sea reivindicar nuestros valores democráticos. Eso significa, para no perderme en un sinfín de definiciones, una mejor calidad de vida enmarcada en un crecimiento socio-económico sostenido en donde todos quepamos. Sin embargo, para que eso ocurra es vital configurar una Asamblea Nacional que comprenda su rol jurídico, histórico y democrático. Nuestro país no necesita un parlamento vestido de rojo que sólo busque acariciar y complacer incondicionalmente el proyecto político continental del presidente Chávez; El país requiere una Asamblea Nacional con criterio, madurez y autonomía que le garantice a nuestra república un poder sólido, que legisle para el bien de los casi 27 millones de habitantes que cobija nuestra nación.

Esta vez, antes de plasmar nuestra voluntad en los comicios electorales del 2010 escuchemos nuestro espíritu y asegurémonos de que nuestro sufragio sea la expresión más profunda de nuestras ideas y creencias. Que nuestro voto sea un reflejo de lo que somos como personas, un pequeño grano de arena para edificar ese país con el que siempre hemos soñado. En fin, que el sufragio deje de ser una decisión tomada desde la dimensión de la conveniencia, o peor aún, desde la dimensión del miedo. El voto debe ser una expresión de personalidad, una forma de demostrar qué tan autónomos, maduros y libres somos como humanos y ciudadanos.
Castiguemos la ineficiencia y la subordinación en las urnas electorales. Usemos el voto para construir, para decidir y marcar la diferencia. El voto debe ser una expresión de lo que somos, es un acto sagrado.

Tenemos tiempo suficiente para meditar y en consecuencia, tomar una decisión valiente que se ajuste no sólo a nuestra tendencia ideológica, sino también a esos cantos que desde el corazón emergen y nos inundan dándonos certeza y claridad de aquello en lo que creemos y en lo que más le conviene al presente y futuro de nuestro país.

En definitiva, inscribirnos ahora para ejercer el voto el próximo año debe ser asumido como una responsabilidad intransferible que tenemos como ciudadanos. No olvidemos que los nuevos electores tendrán la oportunidad de inscribirse en el Registro Electoral Permanente hasta el 30 de noviembre.

No podemos dejarnos vencer por el miedo. Estoy convencido de que sólo con una actitud comprometida podremos revertir la amenaza que se cierne sobre nuestra democracia, sobre nuestros hijos, sobre nuestras vidas y sobre nuestras familias.

miércoles, 7 de octubre de 2009

El arte del bonsái y la realidad venezolana


“Antes de hacer la República, debemos hacernos nosotros, porque todavía no somos” Alberto Adriani

En Japón existe desde hace siglos una forma artística de jardinería muy especial. El arte bonsái. Un bonsái es un árbol en miniatura creado a través de manipulación de su espacio vital y de sus raíces. El artista reduce cada vez más el tamaño del jarrón y corta las raíces del árbol con cierta frecuencia. El bonsái es considerado un arte muy bello. Las exposiciones y competencias organizadas en todo el mundo atraen a una multitud de admiradores maravillados por su belleza, pero OJO, no es una belleza natural y auténtica. Es decir, la semilla que tenía el potencial para convertirse en un árbol frondoso, ha terminado como un ser manipulado y adaptado según las ideas del “artista”, un ser aparentemente bello, pero mutilado por dentro.

Siempre he creído que la sociedad venezolana es semejante a la semilla del bonsái por la riqueza de sus raíces expresada en la belleza de su gente y su territorio. Recordemos que los venezolanos tenemos en nuestra historia, geografía y sociedad, elementos valiosos en los cuales podemos apoyarnos para salir adelante. Por ejemplo: Venezuela es un país étnica, lingüística y religiosamente muy homogéneo. No sufrimos el problema de algunos países latinoamericanos donde sectores indígenas y no indígenas de la población coexisten sin mucha integración, después de más de cuatrocientos años de la conquista.

No padecemos el tipo de conflictos religiosos que agobian a países en Asia y el Medio Oriente. Esta homogeneidad étnica, lingüística y religiosa de la cual gozamos, ofrece condiciones para que valores como la confianza mutua entre los ciudadanos puedan desarrollarse.

Nuestra nación se encuentra ubicada en una posición geográfica privilegiada. Estamos a menos de dos mil kilómetros de distancia de los Estados Unidos y prácticamente tenemos el mismo huso horario de ese país. Venezuela es también el Estado de América del Sur que se encuentra más cercano al continente europeo, el cual es un mercado cada vez más grande e integrado. Hacia el continente asiático y el pacífico tenemos acceso rápido por la vía del canal de Panamá, del cual nos encontramos a menos de mil quinientos kilómetros de distancia. Por estas y muchas otras razones considero que vivimos en una tierra de privilegios caracterizada por activos no sólo naturales, sino también humanos.

Sin embargo, durante décadas hemos sido manipulados por artistas manifestados en gobiernos, que lejos de sumar crecimiento y prosperidad se han convertido en opresores y amantes de sus propios intereses. Venezuela es un país maltratado por administradores incompetentes y corrompidos con liderazgos miopes, los cuales han reducido a parte de nuestra sociedad en un grupo de personas inseguras, con un debilitado amor propio, con poca claridad con ellos mismos y que desafortunadamente no saben quiénes son y qué quieren.

Pero esto puede cambiar. Estoy convencido de que los venezolanos contamos con una alta autoestima natural. Poseemos con una maravillosa semilla manifestada en ingenio, creatividad y dignidad. Elementos suficientes para producir árboles de prosperidad, unidad y honradez que pueden incidir trascendentalmente en la elevación de nuestro crecimiento socio-económico, socio-político y socio-cultural.

Evitemos designar en tareas públicas a funcionarios que actúan como “artistas” políticos que sólo buscan impresionar con obras de acabados perfectos, en detrimento de las raíces y estructuras de un país; a políticos que colocan sus intereses y ambiciones personales y de partidos por encima de la consciencia y de las leyes, cuya profesión no es velar por el pueblo al que sirven, ni por el bien común al que se deben. Su oficio tristemente es la búsqueda de la imagen y el rating, como cualquier personaje de farándula. Ya basta de cortinas de humo, ya basta de palabras bonitas, ha llegado el momento que, como ciudadanos dignos, nos demos nuestro lugar y busquemos a través de la participación, elegir al más capaz y no al más retórico. Y algo muy importante, aspiremos siempre lo mejor. Es decir, no permitir que lo bueno nos prive de lo mejor, lo mejor es aquello que nos une, reconcilia y encuentra con el deseo y la esperanza de un país en donde todos quepamos.

¿Sabían que un pueblo ignorante es fácil de manipular y controlar porque cree en lo que las autoridades dicen y prometen? Recordemos la frase que le costó la muerte a Sócrates hace 2500 años. “Ante todo, conócete a ti mismo”. ¿Qué tiene de peligrosa esta afirmación?, ¿por qué para la gobernación de Atenas representaba un peligro? Muy sencillo, el poder de las autoridades de aquel entonces dependían de la auto ignorancia, el conocimiento del pueblo podría haberlos expuesto a la pérdida de ese poder.

Por favor, hagamos el esfuerzo y recuperemos la belleza natural y auténtica de nuestra nación. No descansemos en indagar cuál es nuestra mejor opción, no cesemos en fortalecer nuestras destrezas en crear bienestar. El próximo año es una maravillosa oportunidad electoral (las elecciones parlamentarias) para manifestar no sólo nuestros sentimientos políticos, sino también para imponer nuestra sindéresis social a través del voto.

¡Hagamos de Venezuela un verdadero bonsái!